Cada uno de estos edificios tiene su propia importancia cultural y religiosa en la comunidad local y está vinculado a festividades y tradiciones significativas. Si tienes interés en visitar alguno de estos lugares, aconsejamos que consultes los horarios de visita previamente, ya que, debido a su carácter religioso, su apertura al público puede ser limitada y, en muchos casos, solo se abren durante los horarios de servicio y culto.
Dedicada a la Inmaculada Concepción, esta ermita es un ejemplo destacado de la arquitectura religiosa tradicional canaria. Su construcción se remonta al siglo XVI, aunque la edificación actual data de 1668, reemplazando a una estructura previa.
Además de su valor religioso, la ermita tiene relevancia histórica, ya que está conectada con la historia y el desarrollo de la comunidad de Adeje. A lo largo de los años, ha sido un lugar de peregrinación y devoción, y durante festividades religiosas y eventos culturales, se convierte en un punto de encuentro y celebración para los habitantes del pueblo.
Este conjunto rural es de gran interés histórico y etnográfico.
La fecha exacta de construcción de la ermita no es precisa, pero se estima que se remonta al final del siglo XVI. Se ha relacionado su fundación con Juan de Mena y su esposa Melchora Verde, quienes eran propietarios de una hacienda en el lugar conocido como "La Quinta". Fundaron una capellanía en honor a Nuestra Señora del Socorro, lo que llevó a que también se conociera como Ermita del Socorro.
Durante el siglo XIX, con la desamortización de Mendizábal, las capellanías desaparecieron, y la ermita quedó en estado de abandono y sin recursos. Sin embargo, en 1928, después de ser restaurada, la ermita fue reabierta al culto. En la actualidad, alberga imágenes religiosas de gran valor artístico e histórico y es un lugar de devoción para los habitantes de Taucho y La Quinta.
Durante el siglo XX, la ermita contó con el mecenazgo de varias personas. Entre ellas Don Francisco Hernández, que en 1916 reconstruyó la espadaña y el frontis. También fue importante la labor de Don Luis Galindo, mayordomo de la ermita o Don Adolfo Alayón Hernández, que donó el retablo en 1950. También las remesas de dinero que los emigrados a Venezuela mandaban para celebrar la fiesta en honor a la Virgen del Socorro y a las mártires Santa Margarita y Santa Lucía.
Inicialmente, se construyó una primitiva ermita en el mismo sitio en el que se depositó y veneró por primera vez la imagen de la Virgen de la Encarnación, que apareció en la Playa de la Enramada. En 1558, Pedro de Ponte decidió reemplazar la antigua ermita con una nueva, utilizando los mismos muros de tamaño y una portada de cantería que se conoce hoy como Ermita de San Sebastián.
En 1961, se construyó una nueva iglesia frente a la antigua ermita. A lo largo de los siglos XVII y XVIII, este lugar fue testigo de numerosas peregrinaciones y romerías de los residentes de Adeje, que veneraban a la Virgen de la Encarnación y, posteriormente, a San Sebastián.
La Enramada fue uno de los primeros lugares de culto en el sur de Tenerife y es conocida por su devoción tanto a la Virgen de la Encarnación como a San Sebastián. La Fiesta de San Sebastián, que se celebra el 20 de enero de cada año, es especialmente popular en Adeje, atrayendo a numerosos peregrinos y participantes de toda la región, convirtiéndose en una tradición y un motivo de encuentro para quienes comparten la devoción por San Sebastián.
Su estructura consta de dos naves, la izquierda data del siglo XVI, al igual que la capilla del Rosario y el camarín. La nave principal y la capilla mayor fueron añadidas por los marqueses de Adeje en el siglo XVII. Los elementos más destacados incluyen una techumbre interior de estilo mudéjar y esgrafiados ornamentales en algunos paramentos externos, junto con una espadaña poco común que sostiene la cabeza de un idolillo en su centro.
El interior alberga importantes imágenes religiosas, como la antigua Virgen de la Encarnación, que data del siglo XV o XVI y la Virgen de Candelaria, una copia exacta de la primitiva imagen venerada por los guanches. También se encuentra la imagen de Santa Úrsula, una talla de la escuela alemana del siglo XVII, y San Juan Bautista Niño, atribuida a Martínez Montañés en el siglo XVII. Además, la iglesia cuenta con valiosas piezas de orfebrería, incluyendo custodias, cálices y una lámpara votiva de plata regalada por los condes de La Gomera en 1740, que, según la tradición, posee aceite milagroso.